domingo, 19 de abril de 2009

CASTELLANO PUNEÑO UNA MIRADA IDENTITARIA


CASTELLANO PUNEÑO: UNA MIRADA IDENTITARIA
Escribe: Franklin Ronald Ramos Vargas

Se considera imprescindible tomar como referencia, para el análisis de la lengua castellana en Puno, el perfil de la lengua arguediana, brillantemente expuesta por Alberto Escobar en su trabajo Intitulado “Arguedas o la utopía de la lengua”.

Para Escobar, “Arguedas no fue ni pretendió aparecer como un lingüista, es decir, como un estudioso preparado para el examen, descripción y análisis de los componentes y estructuras de las lenguas en abstracto y de una u otra lengua en particular. Pero sí fue un enamorado del [qhishwa], un gozador de su riqueza expresiva, un ser dotado con una sensibilidad muy fina para los matices del habla, como bien pudieron apreciarlo quienes lo escucharon contar chistes o narrar anécdotas y sucedidos en castellano o [qhishwa]” (ESCOBAR: 1984:69).

Arguedas es el hito que rompe el telón obscuro de la discriminación cruel que los criollos aplicaban sobre los ‘indios’ respecto de la lengua; una lengua castellana ‘andinizada’, adjetivada, por éstos, como inferior, animalesca, salvaje e irracional. Sin darse cuenta que los ‘indios’ trasladaban las estructuras fonéticas, morfológicas, sintácticas y semánticas del qhishwa o aymara brillantemente al castellano.
Es así que el amauta Arguedas en un pasaje del célebre ensayo publicado en Mar del Sur, cuenta muy llanamente su opción: “¿En qué idioma se debía hablar a los indios en la literatura? Para el bilingüe, para quien aprendió a hablar en [qhishwa], resulta imposible, de pronto, hacerles hablar en castellano; en cambio quien no los conoce a través de la niñez, de la experiencia profunda, puede quizá concebirlos expresándose en castellano.
Yo resolví el problema creándoles un lenguaje castellano especial, que después ha sido empleado con horrible exageración en trabajos ajenos. ¡Pero los indios no hablan en ese castellano ni con los de lengua ‘española’, ni mucho menos entre ellos! Es una ficción. Los indios hablan en [qheshwa]” (ARGUEDAS: 1950: 71).

Las palabras de Arguedas, sin duda, reflejan, también la realidad lingüística de PUNO desde la invasión de los españoles. En la actualidad los problemas de pronunciación, sintaxis, morfología y lexicología de la lengua castellana, se ven acrecentados a causa, principalmente del bilingüismo (teniendo como lengua materna al qhishwa o al aymara, aunque en las últimas décadas los ‘andinohablantes’ prefieran enseñarles a sus hijos, en primer lugar, el castellano). La consecuencia social de esta problemática es la discriminación que ejercen los criollos de las zonas urbanas hispanohablantes puras hacia los de habla qhishwa o aymara.

El castellano que habla todo puneño, sea éste bilingüe o monolingüe, es una mezcla de las estructuras lingüísticas primigenias de aquella lengua y de los modelos paradigmáticos qhishwas o aymaras. Es así que el castellano ‘andinizado’ es una moteridad en comparación con el español puro y con el qhishwa o aymara puros, pero a la vez proviene de ambas.

Ejemplos claros de lo vertido son cuando se dice:
1. “El ‘yauri’ pásame”2. “¿’Yapa’ no hay?”3. “‘Ahoritita’ regreso”4. “La ‘guagua’ se ha dormido”5. “¿Te vas a irte?”6. “‘La’ poema de Vallejo es hermoso”7. “Está ‘lluviendo’”8. “Queridos hermanos, ‘los’ saludo con mucho entusiasmo”

En el primer ejemplo podemos apreciar la sustitución de ‘aguja grande’ por la palabra qhishwa ‘yauri’ o ‘yaure’, también la estructura sintáctica del qhishwa (sujeto – objeto - verbo) se recrea magistralmente en el castellano. Sucede lo mismo en el segundo ejemplo, la palabra qhishwa ‘yapa’ sustituye a la castellana ‘aumento’.

El tercer ejemplo es, sin duda, la característica más marcada del qhishwa y del aymara. Ambas lenguas diminutizan las palabras como ‘panacha’ que significa ‘hermanita’ (para el varón), ‘huk’uchacha’ quiere decir ‘ratoncito’, también las sufijan para darles más énfasis. Por ejemplo la palabra qhishwa ‘munaway’ quiere decir en español ‘quiéreme’, ‘munakuway’ quiere decir ‘quiéreme, por favor’, ‘munarikuway’ quiere decir ‘quiéreme por, favor’ (con ruego y cariño), ‘munarikullaway’ significa ‘quiéreme, por favor’ (súplica insistente). En el castellano el ‘andinohablante’ encuentra en la diminutización una salida a su intención de ruego, favor o amabilidad; de ahí que sean usuales las palabras ‘un minutito’, ‘una vueltita’, ‘un poquitito’, etc.

El cuarto ejemplo nos conduce a afirmar que, sin lugar a duda, en los ‘andinohablantes’ es muy extendido el uso del pretérito perfecto antes que el pretérito indefinido. Es así que se prefiere decir ‘he amado’ antes que ‘amé’.
El quinto ejemplo muestra la repetición de la variante pronominal ‘te’, debido a que el qhishwa y el aymara actúan sufijando palabras constantemente.

El sexto ejemplo es una clara muestra de que el género en qhishwa no tiene que ver con la variación morfemática castellana en una sola palabra y mucho menos con la función española de los artículos. Es así que el ‘andinohablante’ no logra distinguir el género de muchas palabras castellanas.

El séptimo caso tiene que ver con la confusión de la ‘i’ por la ‘e’ y de la ‘u’ por la ‘o’. Esta confusión se justifica porque, tanto en el qhishwa y en el aymara, existen solamente tres vocales, a saber: ‘a’, ‘i’ y ‘u’. Por eso el ‘andinohablante’ prefiere decir ‘wa’ antes que ‘voy a’, ‘sia iu’ antes que ‘se ha ido’, etc.

El octavo ejemplo, se caracteriza por el predominio del ‘loísmo’.

También, existen otras peculiaridades del castellano puneño, respecto de la pronunciación; tal es el caso de la pronunciación poco vibrante de la ‘erre’, también la correcta pronunciación de la ‘ll’ y la intención de suprimir algunas consonantes que no son propias de las lenguas andinas originarias.

Como hemos podido apreciar el qhishwa y el aymara marcan el rumbo del castellano de manera decisiva. Este rumbo es muchas veces criticado y discriminado por las esferas de intelectuales criollos que no comprenden las particularidades lingüísticas de la región de Puno; entendiendo peyorativamente a este castellano ‘andinizado’ como ‘motero’ o ‘moteroso’. Pero no es así. Es más bien, un dialecto bien cimentado, con reglas específicas y con un ámbito de uso bien extendido. Razón por la cual debe ser respetado, estudiado y sistematizado.

ALGUNAS CONCLUSIONES
1. El castellano puneño es el dialecto que está ad portas de convertirse en lengua propia y andina.
2. El castellano en Puno ha sufrido un proceso de diglosia, en el que las lenguas ‘originarias’, como el qhishwa y el aymara, lo han consumido.
3. Es completamente erróneo e inaceptable considerar al ‘andinohablante’ del español como individuo moteroso e ignorante, pues si lo comparamos con el criollo y blanco es muy superior a estos porque utiliza dos o tres lenguas con una inteligibilidad sorprendente.

BIBLIOGRAFÍA
1. ARGUEDAS, José María. “La novela y el problema de la expresión literaria en el Perú”. Mar del Sur. Nº 9. Lima. 1950.
2. ESCOBAR, Alberto. “Arguedas o la utopía de la lengua”. Instituto de Estudios Peruanos. Lima. 1984.

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